4:06 p. m.
"Estaba tan llena de rabia que la mano se le transformó en una garra felina y con toda su fuerza le lanzó un zarpazo que casi le dejó la cara surcada de rojo. El indio era veloz; alcanzó a apartar la cara, aunque no lo fue suficiente: las uñas se le enterraron profundas en la carne del pecho. Ella sintió el frío de la escarcha roja en los dedos y luego las gotas derretidas de sangre chorreándole mano abajo. Quedó sin palabras, como si el mundo hubiera enmudecido, sin ningún ruido salvo su propia consternación: había arañado hielo. En un instante eterno vio cómo su amor se marchitaría a su lado, porque él jamás podría amarla y había una simple y única razón: el indio tenía el corazón de témpano.
Finalmente, el silencio se hizo grito parido por las entrañas de la india, y como trueno, recorrió toda la Tierra del Fuego aterrando el alma de cada ser. Ella, la más Bonita de las onas, escapó de la tienda del indio con las manos llenas de sangre y los ojos en lágrimas, mientras en su corazón se alojaba el vacío de un amor que no podía ser correspondido. Lloró y lloró. Acudieron a ella todas las mujeres del clan y apenas hubo contado su descubrimiento, las mujeres conjuraron al viento que esparció el rumor de un nuevo nombre para el indio. Sería Joshiken Doul, “Corazón de Invierno”. El viento siguió soplando y a quien acariciaba le desprendía toda memoria del nombre que hasta ese momento había llevado él... Joshiken Doul.
Buscó refugio en el calor de su padre. Pero nada calmó a la más Bonita, que siguió llorando hasta convertir el suelo de la tienda en un charco de barro salado. Tanto lloró que después de unas horas debió mudar de lugar, pues a su alrededor todo se había convertido en fango.
Joshiken Doul se quedó en el mismo sitio, sin comprender qué había sucedido. Él tenía perfecto derecho a rechazar a quien quisiera, y los problemas de la india sólo eran asuntos de la india. De todas maneras, ahora él también tenía su propio problema: su pecho sangraba hielo, hielo rojo. Se tanteó el zarpazo una y otra vez; se tocaba con incomprensión, con incredulidad, se sentía víctima de algún hechizo. No le dolía. Nunca le habían dolido las heridas. Era fuerte como el viento de la montaña y astuto como el zorro, era el mejor de los mejores cazadores y todos debían admirarlo.
Esa bravura también era motivo del enamoramiento de la más Bonita... También la mirada lejana y solitaria del indio la enternecía hasta lo más recóndito de su ser. Ella sentía la profundidad de la tristeza y la melancolía alojadas en el interior de ese indio engreído...estaba segura de que ella se colaría dentro de los pasajes de su alma y lograría llegar a su corazón para ablandarlo, acariciarlo, domarlo y hacerlo feliz. Sabía, sí, que habría batallas perdidas, porque si buscaba el amor perfecto sólo encontraría la frustración. Pero la dureza de Joshiken Doul no conocía la piedad. Las palabras de Joshiken se convirtieron en un cuchillo afiladísimo que se clavó en el corazón de la más Bonita, dejándolo vivo... latiendo lágrimas."
Extracto de “La Soledad”, del libro Corazón de Invierno, de Santiago Vergara.
Y yo, que mucho antes de saber de la existencia de Joshiken Doul, te llamaba “hombre de hielo”… la vida es extraña a veces. No, mis palabras no han vuelto…seguirán en tu bolsillo? Entonces disfruto, de las palabras de otros.
Era un día de Julio del año 2007, caminaba por los pasillos de un supermercado, cuando me topé con una estantería llena de libros, un rincón poco visitado. De inmediato el título me llamó la atención “Corazón de invierno”…lo tomé, lo volteé y leí:
“Cuando las heridas del cuerpo dejan de doler es porque han sanado. Cuando las heridas del corazón dejan de doler es porque el corazón se ha helado”.
Les ha bastado el título de un libro, para sentir una enorme conexión con el?....eso me pasó esa tarde. Y no lo compré ese día, no se…no andaba buscando libros y quise convencerme de que aquella sensación de “tener que leerlo”, pasaría.
Pero afortunadamente, no pasó…
Corazón de Invierno, de Santiago Vergara, un libro hermoso, lleno de fuerza, de momentos.