Alo?...si, hola amor, dime
No, no estoy ocupada, dime
Ya po! Que pasa! Dime de una vez (curiosa a morir, yo)
Como? Nooooooo! De veras? Siiiiiii!!!!! Que rico!
Y si, al fin…unas cuantas firmas, varios papeles de por medio, corriendo de un lado a otro para dar con los tiempos y ya está! Tenemos en las manos, las llaves de “nuestra casa”. Increíble, pareció una eternidad.
Y desde esa tarde, todo ha sido una locura, los planes para celebrar y salir en estas fiestas patrias, cambiaron rápidamente. Me voy a mi nueva casa, el próximo sábado.
Estaré alejada, quizás este sea mi ultimo escrito por un tiempo, no se cuanto, no depende de mi, si no de la compañía de telefonía, televisión e internet. Estaré bastante aislada del mundo de las comunicaciones, por lo menos durante tres semanas no tendré ninguno de estos servicios, así que…Viva el celular! Jajaja, porque será mi única manera de saber de quienes quiero y de que me llenen de mimos y amor.
Estoy contenta…mucho, y asustada…mucho también! Es que son tantos los detalles, las cosas a considerar, las cajas que quedan por llenar, las cosas que todavía puedo regalar o donar, la loza, la ropa, los juguetes por guardar….la ansiedad y también algo de tristeza. Si, porque en esta casa, nació mi hija, aquí la soñé muchas veces y le contagié ese maravilloso sueño a su padre…hasta que lo hicimos realidad.
Aquí, entre estas paredes cómplices, creé este sitio, donde volqué mi alma, mi sangre, mis lágrimas, toda mi pasión…descabellada o no, quien sabe….aquí, con la ventana y el sol en mi espalda, escribí durante días y noches, pensé y sentí cada una de mis palabras, sonreí y me emocioné con los comentarios de quienes me leen.
Aquí, en el jardín y en el patio de esta casa, mis manos trabajaron colocando semillas, plantando flores, cortando malezas y malas hierbas….para hacer florecer un desierto de tierra seca. Tiene algo muy mío, esta casa y eso me hará extrañarla.
Y, no se…quizás la casa nueva, mas grande y bonita, vea nacer a otro hijo…puede ser. Seguro las paredes del cuarto, donde estará mi escritorio y mi computador, se volverán también cómplices y amigas de mis letras…el sol en mi ventana, ya no acariciará mi espalda, la nueva ventana lo dejará entibiar mis hombros, mi cara y a ratos cegará mis ojos…seguro que si. Y puede parecer tonto, pero me cuesta mucho imaginarme escribiendo ahí, como si la pasión de mis venas, el amor que me brota y los ángeles y demonios que a veces me inspiran, solo habitaran aquí, en esta casa, en esta orientación y entre estas paredes…no lo se, pero es un punto que me causa inquietud. Ya lo sabré, el día en que vuelva a escribir…desde mi nuevo rinconcito de letras.
Y tendré que volver a poblar un desierto…la tierra está seca, ávida de agua, semillas, raíces y tallos…de flores de colores inventados, de gorriones, abejas, chinitas y lombrices. Y me encargaré de llenar cada espacio de mi patio y jardín, una vez mas…es algo que disfruto mucho.
Ya no podré caminar de la mano de mi niña, hacia el jardín, todos los días. La casa estará ahora mas lejos del jardín infantil y habrá un furgón que pasará a buscarla y la traerá a mis brazos cada tarde…eso si que me pone triste! Adoro ir a dejarla y a buscarla, me encanta besarla y decirle que la amo, antes de que entre a su sala de clases y recibir su abrazo y beso delicioso cuando me ve llegar. Pero que no crean las educadoras de mi niña que se librarán de mí tan fácilmente, no señor! De todos modos iré, al menos dos veces a la semana, seguro conseguiré que el “tío conductor” del furgón, me lleve.
Bueno…y como no todo puede ser malo, preocupante o triste, veamos. La ventana de mi dormitorio ya no verá el patio, ahora miraré un hermoso parque, a lo lejos una autopista, unos bosques donde el sol se esconde por las tardes y la parte mas alta del famoso “Templo Votivo de Maipú”, no está mal.
Y ya no me enteraré de toda la comida a domicilio que pide mi vecina, de en frente. Ahora no tendré casa frente a la mía. Tampoco tendré que oír la música de fin de mundo que escucha el adolescente de al lado…porque no tendré otra casa pegada a la mía. El dormitorio de mi niña, estará lleno de luz y tendrá más espacio para desordenar, inventar, soñar y sacar juguetes…y claro, yo tendré mucho más para guardar después, pero ella siempre me ayuda en todo.
Y bueno, esta noche mis manos están cansadas, en estos cuatro días me he sorprendido tanto, de todo lo que puedo llegar a hacer…mis manos han clavado, atornillado y aserruchado, con precisión. Y luego estas mismas manos han arropado a mi hija, o han pegado conchitas a su traje de pascuense, para el baile del jardín. Mis manos se hicieron cargo de encender el carbón para los asados, de preparar un exquisito pebre, variadas ensaladas y chicha con naranja, muy rica! Estas manos amigas, secaron tiernamente algunas lágrimas (pequeños caprichos de mi dulce hija) y luego, por la noche, se volvieron amantes y vestidas de sensualidad, entre la oscuridad y la madrugada acariciaron esa piel que siento mía, para luego dormirse agotadas. Siguieron por la mañana, embalando cosas, desarmando estantes, trasplantando flores y bulbos, acariciando la carita mas bella que mis ojos hayan visto, bordando hileras de mostacillas, regando maceteros, alimentando peces y aves y por fin….escribiendo estas líneas de madrugada.
Estoy contenta y la felicidad tan profunda, a veces me asusta, no quiero que nada la quiebre…no quiero.
No se, si volveré a escribir, antes del sábado, es probable que no, a estas manos le quedan miles de cosas por hacer todavía y los tres días que faltan para el cambio, serán la nada. Siento que cerraré los ojos y el camión de la mudanza estará frente a la puerta y como yo me lo vivo todo muy intenso, muy del alma…me costará alejarme de esta casa, a pesar de la alegría de llegar a una nueva, una que es (o será en unos años) “absolutamente nuestra”.
Les dejo todo mi cariño, cientos de besos, un saquito sin fondo de ternura y desde ya…los extrañaré a todos.