Los fines de año, siempre son acelerados, pero ahora que mi hija está en el jardín, mucho más, hay que preparar disfraces para el acto final y la graduación, ayudar a organizar la fiesta de Navidad y asistir a cuanto evento se realiza, como el paseo al zoológico, que fue el miércoles 6 y que definitivamente resultó una prueba para los nervios de las dos mamás y “el” papá que pudo asistir. Se imaginan subiendo en funicular y recorriendo los sube y baja del zoológico con 20 niños?....nada fácil y menos si dos de esos veinte son verdaderos íconos de la porfía, los manotazos, las patadas y las peleas. Me encantan los niños claro que si!, pero no si le pegan a mi hija, no si tiran sus gorros a la jaula de las cebras y menos si se arrancan corriendo cerro abajo………juro que por momentos los hubiera dejado encerrados con algún pobre animal, que de seguro hubiera terminado siendo víctima de estos “angelitos”.
Bueno, cada vez que se acerca un cumpleaños me lleno de nostalgia, extraño a mis adoradas abuelas, que ya no están conmigo, como quisiera volver a comer esa torta casera que me hacía mi Nina, cada año….biscochuelo esponjoso y suave, remojado con jugo de naranja, delicioso manjar hecho en casa, mermelada de frambuesa y merengue decorado con bolitas de colores y palitos de chocolate…mmmm que rica era! Y más aún, al día siguiente. Siguiendo con la lista de “extrañar a”, sí, claro que si!....en mis cumpleaños extraño a mi mami, no paso un cumpleaños con ella desde que tenía creo que….ocho o diez años (para quienes no saben del tema, vive en Iquique desde hace unos 26 años) y jamás en esta fecha puede venir a Santiago por el cierre de año escolar de mi hermana que es un tanto rebelde, no se si con causa o sin ella, pero lo es (te amo Bea, pero eres una chica….mmm “complicada”, mi niña) y bueno menos la puede dejar sola, ahora que tiene 16 años, pololea y que mi papá tiene una lucha atroz con el trabajo y los estudios de perfeccionamiento que le han costado sueño, mal humor y cansancio, pero que ama.
Como la vida suele repetir las historias, mi pareja está casi en las mismas circunstancias que mi papá, así que, digamos que la semana anterior a mi cumple, no fue precisamente “agradable”, mucha cara larga, poca conversación y una que otra discusión, por tonteras claro!...pero soy mujer, ultra sensible y me afectan las caras largas, los malos humores y los desatinos masculinos, me afectan normalmente, así que más aún si es días antes de mi cumpleaños.
Pero bueno, los días pasaron y las caritas largas se acortaron, volvieron las sonrisas, los cariñitos y los abrazos, llegó el fin de semana (que comenzó el Jueves en la noche) y pasadito de las doce cuando ya era 8 de diciembre, “el” me canto mi “Feliz Cumpleaños”, me amó como nunca y me hizo “cucharita” para dormir…..y para que vean que las mujeres no somos tan complicadas ni exigimos tanto…con eso me hizo muy feliz.
Ahora que mi día pasó, después del asado, las cervezas, el pisco sour, los amigos, las risas, las bromas, los llamados telefónicos (los saludos que recibí y los que esperaba, pero no llegaron) los regalitos, la torta y la alegría, solo me queda agradecer….por que tengo un año más de vida, no un año cualquiera. Tengo un año más para vivir, para amar, para entregarme con todo (inevitablemente), para ver crecer a mi hija, para llenarla de besos, para oler el aroma de su piel (algo único, en cada niño), para sentirme querida y amada por mi familia, la que está cerca y que cantó el cumpleaños feliz conmigo y la que está en el extremo norte de mi Chile y que me cantó por teléfono, para agradecer por estar sana, para recordar las tortas de mis abuelas y los paseos con ellas a tomar helados y al cine para celebrar un año mas de vida, cuando era una niña.
Extrañé mucho en estos días, personas, amores, sensaciones, olores, sabores, vientos, nubes, paisajes ya vistos, todas estas cosas lejanas, todas ya pasadas, pero todas tan bellas que hay que permitirse recordarlas y añorarlas.
Han pasado los días, han ocurrido muchas cosas, en mis días y en la vida de nuestro país (tengo que reconocer que tanta división, me hace sentir algo de miedo), no tuve ganas de escribir antes de hoy, es curioso, sentí que tenía muchas cosas que quería contar, pero me he sentido tan cansada que simplemente no me daba el ánimo, he estado de carreritas para todas partes, las cosas de mi hija han ocupado casi la mayor parte de mi tiempo, he estado haciendo de “viejito pascuero”, al menos ya tengo la primera bicicleta de mi hija comprada y de los colores que ella quería, ayer fuimos juntas al mall y pudo ver y conversar con el Viejito Pascuero!...estaba tan emocionada mi niña!....la observe durante esos minutos hablando con este abuelito disfrazado (que para los adultos no existe) y vi su carita llena de asombro y sentí su alegría y emoción cuando le contó que se portaba bien, que se comía toda la comida y que hacía sus tareas del jardín, para después contarle que quería una bicicleta y un micrófono para cantar. Se ve tan hermosa y alegre en la foto que se tomó con el pascuero….y serán los 33 que hacen que me emocione solo de mirarla, será que algún día, años atrás, cada uno de nosotros sintió esa misma emoción y asombro, cuando pasábamos por la plaza de armas de Santiago y veíamos a un Viejo Pascuero, con un traje gastado y desteñido y un trineo que no tenía nada de mágico y que en vez de Rodolfo el reno, tenía unos caballitos de madera, pero que igual nos hizo sentir (al menos a mi) que existía esa magia tan linda de esta fecha, de la Navidad.
Si estoy demasiado nostálgica, lo siento, pero cumpleaños y navidad es una suma de emociones que me ocurre cada año y que no puedo ocultar….así soy.
Me acompañé de esta hermosa canción de Mecano, mientras escribía...si, Sentía.