3:23 a. m.

"Te quedaron salados, pero estan ricos"

Hace unas semanas atrás, estábamos almorzando, cuando, a propósito de un comercial Andrés se antojó y dijo “mmmm…., podrías hacer ravioles con salsa uno de estos días”. Como a mi me gusta regalonearlo y soy amante de los “detallitos” que endulzan la vida, en la próxima visita al supermercado los compré.

Mientras me internaba en el mundo de la cocina, (que me gusta muchísimo), no pude evitar recordar….es que los ravioles con salsa son algo especial. Picando cebolla, rayando zanahoria, sintiendo el aroma del ajo, los pimientos verde y rojo y las ramitas de cilantro, mi mente voló….cinco años atrás, en el mes de Julio.

Comenzaba el invierno cuando tomamos la decisión de vivir juntos, después de conocernos poco mas de seis meses y de pololear un mes y medio. ¿Que opinaron las familias?…..la mía no tenía mucho que decir, pues hacía mucho tiempo yo era absolutamente independiente (además, de seguro ya estaban "curados de espanto" conmigo), la suya, mas conservadora...sí, se asustaron un poco, pero con 26 y 27 años, no había nada ni nadie, que nos impidiera hacer realidad el deseo de formar pareja. No fue fácil, porque los recursos económicos eran limitados, solo alcanzarían para solventar nuestros gastos, pese a trabajar los dos, ya no podríamos ir al cine, ni a comer fuera, pero valía la pena el sacrificio, estábamos demasiado enamorados.

Sacando cuentas y haciendo malabares, arrendamos un nidito de amor, era Julio, todo estaba helado, mas en una casa vacía que solo tenía cajas de cartón con nuestras pocas pertenencias y bolsos con con ropa, en lo que se suponía sería el living, una cocina vieja y destartalada, donación de una amiga mía, una estufa a parafina de segunda mano, aporte de mi tía (para “no morir en el intento”, dijo ella), juntamos dos televisores y dos equipos de musica, cada uno traía lo suyo (tiempo después vendimos los mas viejitos), un montón de cds y libros......y como todo nidito de amor, nuestro dormitorio, una cama de una plaza para los dos, dormíamos apretaditos, calientitos e incómodos, pero demasiado felices, sin duda. Es increíble como al amor no le importa dormir cucharita durante meses, porque el tamaño de la cama no te permite otra posición.

La primera semana de nuestro proyecto de vida, fue algo escasa de comodidades, pero bella. Nos levantábamos pasado las 6:15, después de hacer el amor (así es al comienzo, a cada rato, se acuerdan?). Entre risas y “apúrate que llegamos tarde”, salíamos de la casa a tomar la micro amarilla que, después de una hora y cuarto de saltos y frenadas, nos dejaba a tres cuadras de nuestra oficina, llegábamos a timbrar, un beso y nos vemos, cada uno a su lugar. La hora del almuerzo era toda nuestra, unos sándwich, una bebida, un yogurt y una manzana. El ahorro pasó a ser importante porque ahora éramos responsables de nuestros compromisos de arriendo, agua, luz, teléfono, gas, etc. A las siete de la tarde, salíamos felices, porque íbamos a nuestra casita, solo nosotros. Solos, para acostarnos a la hora que quisiéramos, para andar todo el día en ropa interior, para quedarnos en la cama hasta tarde, para hacer competencias de "play station" hasta la madrugada, para ducharnos juntos, para hacer el amor cuantas veces nos dieran ganas.

Así llegó el primer fin de semana de nuestra vida en pareja, había que celebrarlo con algo rico y especial. Recordé que cuando pololeábamos, nos gustaba ir a comer pastas a un restaurante en la calle Moneda, entonces pregunté si le gustaría comer ravioles con salsa, preparados con todo mi amor y por supuesto dijo que sí. Partimos caminando hacia el supermercado que quedaba como a 15 minutos, compramos solo lo justo, porque no teníamos refrigerador, así que era imposible comprar para estar abastecidos, solo lo necesario.


Para mí no era difícil encargarme del almuerzo, puesto que yo ya era una cocinera bastante experimentada, fue divertido, porque casi no teníamos utensilios de cocina, no había una tablita donde picar verduras y cuando quise rayar la zanahoria, me di cuenta que no teníamos rayador, solo había una olla y un sartén. Así que tuve que hacer la salsa en el sartén para poder cocer los ravioles en la única olla. Mientras yo ponía todo de mi, en esa salsa, el colgaba cuadros en las paredes, sacaba cosas de las cajas y trataba de colocar las barras para las cortinas, para poder sacar las “elegantes” sábanas que colgaban de las ventanas. En esos momentos ambos poníamos todo de nuestra parte, para que esa casa medio vacía se sintiera como un hogar.

Entre tantas emociones, besos, abrazos, caricias, risas y coqueteos, entre martillo, clavos, taladro y tarugos, entre la alegría de saber que iniciábamos algo especial y el cansancio de hacer el amor a cada rato……la deliciosa salsa para los ravioles sufrió las consecuencias de mi poca concentración. Sí, le puse demasiada sal.

Cuando todo estuvo listo, armamos una mesita plegable redonda, que era de mi abuela, la pusimos junto a la cama (porque no teníamos sillas), servimos bebida en jarritos de loza (no habían vasos) y pusimos dos de los tres tenedores que formaban parte de “nuestro juego de cubiertos”, sacamos mi juego de loza jamás usado y yo, absolutamente embriagada de amor serví los ravioles con salsa, orgullosa de mi deliciosa creación y ansiosa de que mi amado probara mi comida y comprobara mi “buena mano”. Como si fuera una comedia romántica, yo le pedí alegremente que probara primero y me diera su opinión, cuando vi su cara supe inmediatamente que el almuerzo ideal, no era tal. Tragó con dificultad, tomó mucha bebida y mirándome con ternura dijo “te quedaron salados, pero están ricos igual”, eso fue suficiente para desatar mi llanto desconsolado. El me abrazaba y me repetía una y otra vez que no importaba, que igual se podían comer y que estaban ricos, pero parecía que con cada frase mi llanto aumentaba, tenía rabia, como me podía haber pasado algo así con nuestra primera comida juntos?

Después de mucho llanto, besos, abrazos y consuelo, me calmé. Me dejé querer por un buen rato, mientras los ravioles se enfriaban en los platos…..cuando la pena pasó, dio paso a las risas y a las bromas, el humor mejoró. Andrés llenó los jarritos con bebida, se llevó los ravioles a la cocina, los calentó, volvió con los platos y me dijo que con Coca Cola, “todo pasaba pa dentro” y que ni se notaría la sal demás. El estaba muerto de hambre y yo no quería comer por la pena, así que me hizo un “avioncito” para que probara y me pidió que no lo dejara comer solo en nuestro primer almuerzo en casa…..fue un día lindo, de esos que cinco, diez o veinte años después aun se recuerdan, de esos que el corazón atesora por lo bello, por lo sencillo y en especial porque son momentos irrepetibles.


Vuelvo al presente, mi salsa para los ravioles está lista y ya no me paso de sal. De seguro cuando nos sentemos a la mesa, recordaremos esta historia que hoy quise compartir con ustedes y nos vamos a reír y a emocionar con el recuerdo, porque, aunque ahora hay un lindo comedor, un living cómodo, una cama amplia, una casa amoblada sencilla, pero bonita, una hija maravillosa y miles de recuerdos mas, este día que les acabo de relatar fue el comienzo de una historia, nuestra historia, que aun se escribe, día tras día.


18 piensan así...:

Marce dijo...

impagable oportunidad de escribir la historia de tu vida , la de él y la conjunta, tan llena de sabores (y sin sabores ), tan cómplice.
Ver pasar el tiempo al lado de una pareja, supongo que implica esta capacidad de mirar atrás, volver a mirarse y seguir, dp. de un abrazo.
saludos y sigue disfrutando esas pastas.

Evora dijo...

Marcela, es así, impagable la oportunidad de escribir sobre la vida...me llena de alegría, porque ademas siento que al traspasar los recuerdos a palabras, estoy comenzando a juntar un tesoro, uno que quizás un día mi hija encuentre y disfrute, para saber mas de sus papás.

Gracias por la visita, un beso para ti.

Tsung dijo...

Sabores, olores, inicio de la vida en pareja, es parte de los ingredientes perfectos para ser feliz... Es cosa de juntarlos en un recipiente llamado "hogar" y ponerlos a cocinar bajo el fuego del amor y... voilà!!! la receta perfecta...
Me alegro que hoy en día ustedes se encuentren bien... Saludos

Belen gutierrez dijo...

Evora:
El album de alex ubago se llama Aviones de cristal y su primer single es viajar contigo lo escuche lo encuentre una obra poetica.

Evora dijo...

Belen....gracias por el dato, cumpliste con avisarme.

Un abrazo, voy a escucharlo.

Marcel Pommiez dijo...

Día a día, se aprende... El tiempo nos enseña cosas complejas y otras simples como la cantidad de sal!


Saludos

Hunter dijo...

Sólo saludos, mi mente sigue confundida, ya vendrán otros temas donde pueda postear.

Icy dijo...

Pero que linda historia!!!! Y sabes??? En eso también somos parecidas! Con mi ex siempre contamos que nosotros no partimos de cero sino que de "menos uno" ... Jajajjaja!!!

Qué agradable es comenzar la vida de a dos!! El primer almuerzo, la primera siesta, el primer sexo, el primer amanecer juntos, la primera lluvia, el primer carrete en "TU" casa, donde evidentemente faltaba de todo, desde las sillas hasta los vasos (normalmente plásticos!)...

Lindos tus recuerdos... Gracias por compartirlos con nosotros!!!

Un beso!

PD: Y gracias por tu extenso comentario en mi última entrada. NO PODRIAMOS ESTAR MAS DE ACUERDO!!!!!

GNite!!!! ;)

Evora dijo...

Hola a todos!!!..
Tsung: grata sorpresa tenerte de nuevo aquí, tienes razón son ingredientes para ser felíz, aunque no creas que siempre es así. Toda relación tiene sus altos y bajos, toda.Chau, gfracias por la visita.

Hunter: Que pasa?, porque la confusión? Un abrazo, siempre bienvenido.

Evora dijo...

Marcel, que rica visita!
Es cierto la vida nos enseña dia a dia cosas nuevas, las complejas muchas veces dejan cicatrices en el alma, las sencillas se atesoran y se convierten en bellos recuerdos.

Un abrazo, ya te visité y me gustó mucho lo que leí.

Evora dijo...

Icy, así que otra cosita en común, que rico amigui!!!. Me encantaría conocerte.

Si, cada "primera cosa" que hacemos en pareja, es maravillosa, tan llena de alegría, de amor, de significado......que nostalgia!!! después la lucha es por morir en la rutina.

Pero siempre quedarán los buenos recuerdos, los que llenan la vida.

Gracias a ti, por estar acá y besitos, besitos.

Tu último post, toca un tema que a muchos nos hará hablar y a ver si conseguimos al menos "alzar la voz" para sacar la rabia.

Hunter dijo...

Por que tanta confusión? porque he leido completo tu blog y los temas no me calzan simplemente. Un abrazo para ti.

El Navegante dijo...

Evora, querida amiga.
Antes que nada, y esperando me disculpes la demora, vengo a agradecerte profundamtne tu hermoso comentario que me has dejado hace unos dias.
Referente a esta deliciosa historia,realmetne o tiene desperdicio.
Parece que uno estuviera a vuestro lado viviendo paso a paso sus luchas, sus sueños y sus experiencias.
Los felicito por la decisión que tomaron y la valentía para hacerlo, veo que valía la pena.
POR FAVOR qe se entere jamás mi esposa,pero me divertí com loco pensando en el pobre Andrés,(no por burlarme de él precisamtne, ahora verás)
Ma´s allá de diovertirme mucho con vuetra anécdota salada, me has traído un recuerdo imborrable a mi memoria, y te ruego que se lo ceunte sa Andres para vea que no ha sido la úincia víctima del despiste femenino, a la hora de cocinar con als primeras experiencias ja ja ja ja.
Estábamos en plena luna de miel, y se nos ocurrió comer arroz con salsa, en el departamento que ocupábamos.
Cuando em o sirvió ,e pasó exactamtne lo mismo, repondó exactamten lo mismo que él, y la reacción de ella fue exactamtne igual a la tuya.
Salvo que aquí el rpblema no fue la sal, se ha{´bia olvidad de lavar el arroz despues del hervor, y el metió la salsa con el almidón y todo.
Parecían un pochclo cada granito de arroz, con un gusot horrible, y lo peor de todo, lo que la hizo llorar pobrecita, fue cuando yo le pedí que me sirviera más, diciéndole que le salieron riquísmos.
Un grato recuerod tuyo, y otro mío gracias a tí, brindemos entonces con un Concha y Toro para olvidar el sabor de la sal y del almidonado arroz con salsa, que te parece?

Evora dijo...

Hola mi Navegante querido!!...Brindemos, claro que sí, por los ravioles salados y el arroz almidonado. Por los recuerdos hermosos, por los detalles de la vida, por las vivencias y experiencias ganadas, que hacen el presente mas valorable.

Gracias por compartir conmigo este recuerdo tuyo... es bonito recordar verdad?

Sobre tus agradecimientos a mis comentarios en tu bitácora de cristal...que puedo decir, palabras sacan palabras y la belleza de tu escritura alimenta la mía.

Un beso y abrazo

Alvaro71 dijo...

Que bueeeena la historia, se parece tanto a las historias de amor que hemos vivido muchos.
Y el comercial "le saco la sal" da en clavo. JAMAS hay que decirle algo así a la cocinera.
cariños,

Evora dijo...

Hola Alvaro, que gusto!!

Que rico que te gustó la historia....es un cachito de mi vida que quise compartir, porque fue bello y además en el comienzo de una realción todo tiene mas sentido y valor.

Es increíble como todas nuestras historias de amor son tan únicas, pero a la vez tan parecidas, verdad?.

Un besito

Evora dijo...

Cósimo... mi ilustre "Lector numero uno", me alegra mucho tu visita querido amigo.

Ves? tenemos en común nuestras respectivas historias de vida con las pastas, Caracoquesos y Ravioles forman parte de nuestros recuerdos mas queridos.

Tu historia de los caracoquesos me pareció tan linda, que luego de leer me puse a pensar en ella y recordé esta salada anécdota que marcó el comienzo de mi vida en pareja.

Es así, somos contradictorios en nuestra forma de vivir y recordar las experiencias... puede que en el momento mismo, nos parezca todo muy terrible o triste, pero al pasar los años y superar obstáculos, recordamos esos momentos de angustia o difcultad hasta con cariño e incluso los atesoramos por el valor que ellos tienen.

Uy!!! gracias por ese besito...otro para ti, pero mas grande.

Evora dijo...

Diana, es increible como son las cosas, tu y yo que ni siquiera nos conocemos y a través de nuestras palabras, podemos darnos cuenta de la similitud de nuestras historias.

A mi me encanta la cocina...así que si un dia nos conocemos, te puedo cocinar algo rico, je, je.

Besitos miles de vuelta, ya te tomé cariño.